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Casi todos somos muy superficiales. Personalmente, no creo que la catadura moral o la cagada personal de un político deba definir a rajatabla su gestión como servidor público. Newt Gingrich puede ser un soberano hijo de puta en la alcoba y un genio en la oficina.
La historia está llena de disfuncionales emotivos que han logrado grandes cosas.
Don't get me started with Steve Jobs.
Hay excepciones, claro. Todavía no logro derretirme de admiración por los logros extradeportivos de Joe Paterno cuando no sale muy bien parado de su encubrimiento a Sandusky. Estamos hablando de violación de menores.
Y así.
A la gente debería preocuparle más la honradez de un servidor público en su oficio que su record matrimonial.
Así las cosas, los conservadores deberían tener más claro el panorama para el 2012.
Pero no.
Sobre las primarias floridanas, aquí, en El Nuevo Herald.
Y más, cliqueando aquí, en la galería de AAEC.
O aquí, en la de NYTS.
Que es la que manda dibujos a esta.
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