viernes, 11 de mayo de 2007

Batiendo el cobre


(Mi último posteo en www.cartonclub.com.mx.
Pensé que valía la pena. Cliqueen en la imagen, pues.)


Mi último posteo en www.cartonclub.com.mx es, como veis, sobre el sexo y sus clichés.
El dinero hace girar el mundo. El sexo hace que todo el mundo dé su vueltecita, aunque sea en rosca a la izquierda.
Esto me trae a la mente una curiosidad de estilo editorial. Yo colaboro más o menos regularmente con una revista que tiene el urbanísimo nombre de "Rockstar magazine", pero que trata el tema de la música como Felipe Pérez Roque trata el tema de Hilda Molina. Muy por arribita.
La revista exhibe mucha carne gracias a unas fotos de voluntariosas modelos sin dinero para comprarse ropa. Buenas muchachas que optaron por fotografiarse desvestidas y así poder hacer un llamado al mundo acerca de su precaria necesidad en lencería. Es una campaña que hay que respetar.
Con tanta anatomía explícita, es llamativa la decisión de los editores de la revista de pedirnos a los caricaturistas, de abstenernos de dibujar el órgano sexual masculino. Quizá los camioneros que leen Rockstar se sienten turbados por la cabia caricaturizada y luego no se concentran en la carretera.
Esto es una especulación muy zoquete, claro está. Al menos mis dotes de aberradito tienen un espacio dibujable, que además, pagan. Pero no deja de ser curioso el capricho.
Yo que tenía pensado resucitar un viejo dibujo hecho para la revista Chocarreros en el siglo pasado. En dicho cartoon, una adúltera voluptuosa (si no es voluptuosa nadie mira el dibujo) yace en la cama asustada, mientras el consabido calvo y algo mayor marido llega del trabajo en consabido traje y maleta ejecutiva, abre el closet donde se esconde el consabido amante. El amante no es sino un pene monstruoso que apenas cabe en el closet.
Con amantes así, los calvos lo tenemos muy mal.
Así que recreación erótica de ese corte nunca verá la luz, por ser un atentado a la Federación de Mujeres Cubanas, supongo.
Y eso sí que no se puede admitir.
Por lo demás, seguimos batiendo el cobre, gracias a Deus.

jueves, 10 de mayo de 2007

I'm baaaack...!

(Mi último post en www.cartonclub.com.mx. Cliquea, man. Cliquea.)


I'm back in town, folks!

Lo de Houston fue lo que fue.

Dos cosas a compartir.

A uno le da una sensación de deja vú cuando habla con un venezolano que no las tiene todas con el cuasifaraónico Chávez. Es cierto que estos venezolanos no se parecen a esos cubanos que le piden la cabeza a Fidel casi que por inercia, muchos sin tener bien claro o sin saber explicar articuladamente qué les hizo Fidel o la revolución cubana o los chivatos de turno. Y mezclan historias personales que terminan en conclusiones globales y casi siempre lapidarias. No se parecen tampoco a los ideólogos de domingo en Miami o en otros pueblos de aquí.
Pero todos se parecen en que no han sabido qué hacer con Chávez, excepto emigrar. Y tenemos en común el casi generalizado hábito de despreciar la puntualidad, usar tácticas dilatorias para asumir la culpa de algo, quejarnos de casi todo y ejecutar el autobombo con sordina. It's amazing.
Y desde luego, también nos parecemos en que solo nosotros tenemos la Verdad, cuando la verdad es que somos más rollo que película.
Y tan felices y contentos, como la prensa cubana.

Pero más interesante es hablar con un venezolano que apoya a Chávez con bastantes fuerzas de su embullo, de su cartera o de su alma. Uno percibe la misma ingenuidad militante que me tocó vivir cuando generaciones enteras adoptaron, aceptaron y repitieron doctrinas y mensajes revolucionarios desde los años sesenta.
A veces daba la impresión de que Cuba caminaba a punta de slogans. Claro, a menos economía, más slogans. Las consignas y el bienestar son inversamente proporcionales.
Quizás la Venezuela de Chávez tenga menos densidad de coros, no lo sé. A lo mejor no los necesita. Pero la entrega de tanta gente al retablo chavista y latinoamericano es curiosa y predecible a la vez.
En un final, Chávez no está en el poder solamente porque haya hecho fraude, como prefieren consolarse muchos opositores, sino por los gobernantes anteriores y la politiquería previa, no nos engañemos.
Pero es raro sentirme en plan "ya yo pasé por eso" cuando oigo a los venezolanos quejarse.

La segunda cosa es que estoy hasta los cojones del protocolo hipócrita con los ricos y famosos cuando se comportan como delincuentes comunes. Todos los tratamos con guante blanco y lloramos con sus excusas y peticiones de perdón.
Michael Vick, sé hombrecito.