Houston, tenemos un problema

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Houston y yo tenemos un problema. No me gusta demasiado y yo no le gusto a ella. Pero ando en asuntos de trabajo y a quejarse a Maternidad.

Mientras tanto, celebro el nacimiento de Dario (sin acentos), un nuevo linebacker en Prato, nada menos.

A mi Pulgui ("Tamara" en su pasaporte) y al Fede, mis parabienes.

Regalo dibujete acabado de postear ya saben where.

Lis, wish you were here.

Lombrices multiuso.

(Cliquea sin miedo sobre la imagen)

Anjá. Llegaron las lombrices.
Una de las libertades que he querido tomarme con la nueva versión de la tira es hacer un potaje. Wiley Miller piensa que debo empezar por lo más tradicional que es la pareja de Ordelia y Meodoro, y luego ir adicionando personajes e historias paralelas, y no dudo que tenga razón. Pero es que soy mitad cabeciduro y mitad inepto de mercado.
Nadie me salva.

Salgo esta madrugada para Houston y espero seguir mis compromisos con www.cartonclub.com.mx y con este blog, que es mío y de los socios que tengan internet. Pero no prometo nada, porque el maratón que me espera es de órdago.
Nada que hacer, como no sea cruzar los dedos por Industriales.

Una cuchareta, porque si no lo suelto reviento.
Hay quien piensa en este país que si los profesores y los estudiantes de Virginia Tech hubiesen tenido armas, el coreano loco no tendría el record de muertos.
Para mí, es una estupidez. Si el coreano loco hubiera tenido una chambelona en la mano en lugar de una Glock de 9 mm, es muy probable que los estudiantes y profesores siguiesen vivos.
Pero no, hay que resolverlo todo con la puñeteras armas, según algunos.
Este es un país muy inteligente, con algunos socotrocos, según mi modesta opinión.

Entendiendo el caos: A dos lenguas

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