jueves, 3 de septiembre de 2009

Ellas vienen de Venus















Three more



















Two of 'em


































El pueblo... unido... jamás podrá bloguear


Jim es un colega norteamericano.

Por razones que es mejor dejar a los siquiatras, Jim trata de entendernos a nosotros los cubanos.

Lo intenta con disciplina.

Mitad fascinado, mitad obseso, insiste con su mejor neutralidad escolástica, si es que existe tal cosa.

Jim está acostumbrado a mirar alrededor, asimilar e interpretar esa información.

A eso le llaman comunicarse, pero sobre todo, es un ejercicio de opinión del cual Jim vive muy al tanto.

Hemos tenido un segundo round de preguntas ( de su parte) con unas respuestas que en la mitad de los casos dejaban en el aire seis o siete preguntas cada una.

¿Debería ir Juanes a cantar en Cuba?

A Cuba y a donde le salga de la ventrecha, pienso yo.

¿Valida así al gobierno cubano?

Probablemente, pero no más que muchas perretas anticastro.

¿Van a usar en Cuba el concierto para fines políticos?

Absolutamente, y Juanes me parece un inocentón con balcón a la calle por creerse el cuento de que todo es blanco y esterilizado.

A lo mejor sabe que no, pero se calla sus opiniones para priorizar el concierto.

No sé si él decide quién va a cantar por la parte cubana, dónde se hace el concierto y la divulgación y el enfoque que se le da.

No lo sé.

Quizás le estamos pidiendo demasiado a Juanes.

Me importa un pito si él o Miguel Bosé tienen una visión santurrona de lo que vayan a lograr con un mensaje de una paz que nadie sabe bien cómo encaja en el problema cubano.

Pienso que ese es un problema con el que van a cargar Juanes y Miguel Bosé.

Y los otros.

Que vaya y cante, la gente se lo merece.

El gobierno no, pero el gobierno va a usar cualquier cosa como excusa.

Si se da el concierto, lo usan.

Si no se da el concierto, lo usan igual.

Que el cubano de a pie (al menos los del lado de acá, que pueden opinar) tenga opiniones tan sanguíneas al respecto, es lógico.

Que la gente se pase y se ataque, era previsible, pero no deja de ser patético.

Algunas figuras públicas que se han plantado con lo de Juanes quieren hacer ver que aceptar el concierto es una concesión más al gobierno de La Habana, incluso habiendo sido testigos de alianzas políticas de otro tipo, de un give and take por debajo de la mesa.

Pero la bulla sube ratings, da postín y revuelve a la gente.

¿Y qué es un animal político sin esas cosas? Un ego con orientación vocacional torcida.

¿Me preocupa que alguna gente tenga una imagen tan mala del exilio ?

Honestamente, eso debería ser más problema de esa pobre gente que del exilio.

Desde el idiota que usa su libertad de expresión y su liberalismo para tirarle un cabo al Comité Central, hasta los sabelotodo que cuestionan y quieren dar lecciones desde lugares tan lejos como Europa, o Washington.

Su ignorancia no los redime.

La libertad de opinión de la que hacen uso para enlodar a un exilio que no siempre se ayuda, no la disfrutarían si tuvieran un Carnet de Identidad.

¿Quién es Juan Formell?

A juzgar por sus declaraciones a La Jiribilla, otro tipo de idiota.

¿Quién es Pánfilo, realmente?

El borrachito del barrio, un éxito de Youtube, un vacilón, un triste gancho de la TV local para congraciarse con la audiencia, un pobre infeliz.

Ahora, un símbolo.

¿Cuán disidente es Pánfilo?

Depende a quien le pregunten.

Pánfilo no tiene ni idea.

Probablemente piense que lo embarcaron.

El gobierno cubano tuvo un ataque de rabia y lo enredó, lo chacaleó, lo machacó para hacernos llegar el mensaje de que si armamos algarabía política con algo, ellos botan el sofá.

Si protestas, paga Pánfilo.

Esa es su arrogancia, su poderío.

Por poner un ejemplo reciente y extremo: La diferencia entre Pánfilo y Darsi Ferrer es que Darsi sabe lo que hace.

Pero lo común entre Pánfilo y Darsi Ferrer es que ambos casos son resultado del abuso, la petulancia y la rabia del que no sabe muy bien qué hacer cuando lo cuestionan.

Los dos casos son condenas fabricadas injustamente.

Los dos.

Igual con los cientos de casos de los otros presos.







¿Por qué hay opiniones tan divididas?

Porque como dijo alguien, si todo el mundo pensara lo mismo, entonces hay alguien que no está pensando.

Y porque la tribu es así.

¿Qué pasa con Jama y Libertad?

Igual depende a quien le pregunten.

Las críticas y las burlas más furibundas nos recuerdan que nosotros tenemos una vocación innata para perdernos en los remolinos adyacentes, para piquetear con el mensajero y olvidarnos del mensaje, para ejercer nuestra pasión suspicaz de cuestionar lo que no se nos ocurrió a nosotros y tejer expedientes de posibles conspiraciones.

Honestamente, mañana mismo me pueden decir que (por poner otro ejemplo extremo), Yoani es de la CIA o del G2.

Me importa un rábano.

¿Escribió mentiras? Hasta donde he leído, no.

Pudiera cuestionar a Yoani si sintiera que hace falta en ese momento, pero no lo que escribió.

Por eso pienso que cualquier campaña para denunciar cualquier injusticia, es una campaña válida.

Que los métodos y el estilo no nos gusten, that's another ball game.

Pero no hay que perder de vista lo importante.

Priorizar otras cosas es tirar a mondongo a los presos.

Hace rato que Pánfilo es la justificación, no el tema real.

¿Qué culpa tiene la TV de Miami poniendo a Pánfilo en la cárcel?

Ninguno de los canales metió a Pánfilo en cana.

¿Fue una exageración insistir y presentar a Pánfilo como lo que no es? Claro.

Lo han hecho con otras cosas, ¿por qué se iban a detener con el pobre curda?

Echarle la culpa a la televisión es escamotearle la hijeputada al gobierno de La Habana.

¿Y filmarlo en Cuba?

La primera vez, pasó.

Las otras dos veces sobraban.



¿Va a cambiar su postura el gobierno de La Habana con esta campaña?
Ni un tín.
Ni a Pánfilo, ni a los otros presos los van soltar por Jama y Libertad.
Pero eso no es razón para no protestar.
Quedarse callado es una opción.
Protestar también.
¿Y romper discos de Juanes no es tan válido como cuando queman banderas americanas en otros lados?
Si bien son simbologías con fines idénticos y motivaciones opuestas, yo veo ambas acciones como una estupidez.
Y decir que está bien romper discos de Juanes porque la izquierda quema banderas es una babosada, en mi modesta opinión.



El intercambio fue mucho más extenso, pero Jim tiene más paciencia que yo.
Y yo lo único que puedo es dar opiniones, no verdades.









Tom y Jerry



Como nombre de grupo no venía mal, sobre todo porque no había dos personas más diferentes y con una relación más inestable.

Así todo grabaron unas armonías prodigiosas con las composiciones del más chiquitico.

You can call him Al.

Andaban de gira, luchando frijoles cuando se enteraron de que The Sound of Silence estaba arrasando, con la pala de Mike Nichols en El Graduado.

Después de eso, no se puede hablar de New York sin mencionarlos.

The Boxer (mi favorita del dúo) es una canción de invierno, y bien lo sabe la vieja cañada.

Casi medio millón, señores, casi medio millón de personas reunieron en su concierto de reunificación en el Central Park por allá por el 81.

Tom y Jerry.