sábado, 7 de julio de 2007

Más. ¿De lo mismo?

Sí y no.

Cual pregón farragoso, les traigo frutas de Matanzas. Betán me ha mandado su respetadísima versión de algo que ocurrió ya verán dónde. Y cómo. Aquí va.

EL RECIBIMIENTO

Los hechos que vamos a relatar son tomados de la realidad y ocurrieron hace algunos años en un ingenio azucarero de la provincia de Matanzas, que para no herir susceptibilidades preferimos omitir su nombre.

Debe saberse que el oficio de empalmador de correas es de vital importancia para el funcionamiento de las fábricas de azúcar de caña, pero al mismo tiempo tan raro y poco ejercido como el de peluquero de mamuts, al extremo de que en toda la región matancera sólo había un individuo que se dedicaba a esos menesteres. Por esa razón este especialista constantemente recorría los ingenios de la provincia para brindar sus inestimables servicios, de acuerdo con una programación preestablecida.

Era lógico, por tanto, que su visita era esperada con satisfacción y ansias en cada fábrica, aunque en esta ocasión el empalmador de correas no podía imaginar que le tributarían un recibimiento como el de aquella mañana.

Todo comenzó la tarde anterior, cuando al terminar su tarea de ensamblar las correas de uno de los ingenios, le pidió a una empleada de la administración que llamara por teléfono al ingenio que le seguía en la programación para dejar el aviso de que “prepararan las condiciones, pues a la mañana siguiente iba para allá el empalmador de correas

Niños con flores, banda de música, comestibles, bebestibles y el personal administrativo vestido con sus mejores galas, las mujeres con vestidos de salir y los hombres de cuello y corbata, dieron la bienvenida al empalmador de correas, que no salía de su asombro.

Emocionado, ya estaba a punto de pronunciar hasta un discurso de agradecimiento, cuando reparó en una enorme tela que cubría la parte superior de la fachada principal de la fábrica de azúcar donde se leía en grandes letras rojas:

¡¡BIENVENIDO EL EMBAJADOR DE COREA!!

Evidentemente quien recibió en mensaje de la tarde anterior entendió mal.

Me recuerda el Fernan que cuando la Lola era subdirectora de Bellas Artes, recibió a una personalidad hindú y le dió su correspondiente tour por las instalaciones. En su momento, en pleno alarde hospitalario por parte de una empleada del museo, ésta le dijo muy guapachosamente y con su cantaíto oriental al visitante:

-Oiga, y me le da recuerdos a Elvira.

Elvira era Indira. Indira Gandhi.

Cuenta la leyenda que cuando Blanquito era director de Palante hace muchísimos años, allí recibieron a un importante personaje chino. Local pintadito, todos endomingados para el recibimiento... ¿Y cómo le dice Blanquito al visitante y comitiva, reverencia mediante, mostrándole el camino de la entrada?

- Polaquí, paisana. Polaquí.

Me quedan más, y terminaré en un futuro post, para poder poner otras cosas un poco más serias. Serias, entre otras cosas, porque nunca debieron suceder. Me refiero a expulsiones de centros de altos estudios, no hace tanto, finales del 80 nada más.
Fue una de esas campañitas de "La Universidad es para los revolucionarios".
Yeah, right... Y una historieta aquí. Inspirada en una famoso dibujo del maestro Chas Adams, caricaturista del New Yorker en los 50', que no todos conocen como el padre de las criaturas que más tarde fueron llevadas al cine en el filme "La familia Adams". By the way, Raúl Juliá como siempre lo hacía. All Pro.

Se les aconseja cliquear sobre la imagen, o no van a poder leer un cazzo.

jueves, 5 de julio de 2007

Desenfangando archivos

julio

Séptimo mes del año a partir del calendario juliano (46 a. de C.), julio era el quinto mes en el calendario republicano romano, en el cual se llamaba quintilis. El nombre actual se lo impuso Julio César, que había nacido en julio. El gobernante romano pertenecía a la familia Iulia y se decía descendiente de Venus y de Iulo (también llamado Ascanio), el hijo de Eneas.

¿Qué tal? Julio César era del carajo.

Pensé que les gustaría saber de dónde vino nuestro mes.

Aquí pongo, en plan sorbeto, la primera caricatura que hice para Rockstar magazine. Una idea vieja sobre viejos, pero fue una gozada, really.


Me alegra que tanta gente haya conectado con las leyendas cubanas. En uno de esos e-mails que recibí hay una historia de Karín Morejón.

¿Sabes? eso de «Casita griiis» me recordó que cuando era niña en mi escuela primaria en La Víbora, nos mandaron a hacer un trabajo sobre las personalidades que daban nombre a las escuelas del reparto. A mí la maestra me habló de la escuela Alberente y me di a la tarea de investigar. Por más que mi mamá me ayudó y me llevó a la biblioteca, nunca di con datos sobre esa persona. Motivo: todos los viboreños, incluso hoy, hablan de la escuela Alberente, nadie dice «Mi hijo estudia en la escuela Albert Einstein». Nos dimos cuenta porque fuimos a la biblioteca de Alberente a preguntar si ellos tenían datos.

La Lis me recordaba de su consabido encuentro con una auxiliar vigilante de la Lenin, que al pedirle el nombre para el reporte, recibió un desfachatado Alicia Alonso, sin excesivas consecuencias. Excepto un involuntario turno para el dentista.

Y Enrisco me recordó otras de las buenas, entre ellas, la de Ringo abusando de la linfangitis de una tal reina Isabel, sentado en las reales piernas mientras aporreaba la Ludwig. Todo esto lo hacía Ringo, no la queen. O de Ringo bañándose en una piscina de champán, o en una feroz
competencia tamborilera contra un legendario negro (que la leyenda, urbana y racista, despojaba de nombre) en medio de la cual una de las baquetas del narizón se partió y él siguió tocando con su anillo.

Holy shit, éramos felizmente provincianos. Un cuentico, una versión, un dislate nos avivaba la imaginación (desinformación + audacia, resume Enrisco) y nos hacíamos un lugar en el mundo.

Todavía me acuerdo de la vez que salieron los Beatles en Telecierre con Penny Lane. Hipnotismo I y II. O la vez que vide impresa en El Caimán Barbudo la foto de Santana. Recuerdo que usaron una del chicano cuando empezaba en San Francisco, flaco que no daba más y con cara de gato estreñido, que es la cara que los guitarristas ponen para darle más énfasis a una nota que dobló la esquina. Su mano derecha alzaba dos maracas, y como el artículo no era muy contundente en argumentar si el rock era malo y si fue robado a los negros (¿Os acordáis de "El rock. El mito y el grito"?) la gente, alguna gente, decía que lo que aguantaba en la foto era un suero de droga. Por nada, para seguir no sabían bien qué rima y hablar mal.

A favor de esta gente hay que decir que la foto no era muy buena. Pero una vez pregunté cómo se las iba a arreglar Santana para tocar con la zurda mientras en la derecha se tenía que disparar aquel pomazo de LSD. Nadie me pudo responder.

Recuerdo también que en el artículo mencionaban a Ian Gillan.

¡Ian Gillan! Yo estaba tan encandilado que ni me importaba que fuera tan difuso el texto. En mi cabeza había un "¡Wow! de neón flasheando sobre un "Coñój" imaginario.

Y no quiero hablar mucho del programa Now, que cuando les daba por bajarse con la Motown eran más negros que los wide receivers de Detroit. Pero sonaba Highway Star o Whole lotta love y el Universo se afinaba de nuevo.

Era muy cómico. El formato de aquel programa eran noticias sobre lo mala que estaba la cosa en Estados Unidos. A veces era una especie de Contrl- C, Control -V de la sección Tres del Domingo de JR) que las seudo dramatizaba un locutor entre canciones como las antes mencionadas.Y uno, flipando. El que no podía oír el programa a las 9:00 de la mañunga se lo podía echar a las 6:00 de la tarde. Frankestein, de Edgar Winter. Nunca se me olvida.

Sobre la anécdota prometida, le he pedido a Betán que me la cuente desde su procesador de texto, que no hay nada como las fuentes. En cuanto la mande la posteo.

Y hay más.

martes, 3 de julio de 2007

Casita griiiis...

Juan y Junior le prestaron al programa Nocturno su tema musical, pegajoso, con guitarras de cuerda de goma y una pared de vientos y violines. "Ojos" se llama la susodicha canción, creo.

Para muchos cubanos era imposible oír el tema y no sentir involuntariamente un fantasmagórico "¡Nocturrrrrnoo!" que salía del cavernoso locutor en un puente de la pieza.

La canción comienza: "Casi tan gris como es el mar de inviernooo..."

Pero estábamos en una escuela al campo, con ansias de ser unos pepillos cool y mal llevando nuestro queso musical, todos alrededor del Chino, maltratador de una guitarra rusa con cuerdas de alambre. Le decíamos El Chino, pero era como si se llamara Ritchie Blackmore.
Con decirles que se sabía, o nosotros creíamos que se sabía, "While my guitar gently weeps". Con forros, claro está.

¿Pero a quién le importaba? Y el grupo a pedirle, y el povero Chino a hacer lo que podía. Manolo, uno que estaba en un año superior y con cierta patente de corso para muchas cosas, le pidió:

- ¡Asere, toca "Casita Gris"!

Y todos nos quedamos botados. Por nuestra cara de pescado en tarima, Manolo se apresuró a aclarar en plan Juan y Junior:

- ¡Esa que dice: "Casita griiis como es el mar de inviernoo..."!

Cada vez que hago el cuento la gente me mira con la misma cara con que miro a los que tienen esas anécdotas de escuelas al campo donde se repiten las mismas historias.

Y no los culpo, la mía parece una historia de tertulia inventada en un apagón. Pero es mi anécdota y ya saben lo que dice el Apóstol del vino de plátano sacado de contexto.

Todos parecen tener esos cuentos de si Pitágoras es el que dice lo de la línea recta y la distancia más corta, entonces usted y el tal Pitágoras se me quedan castigados, o aquello de que nadie puede tomar agua y permiso para tomar H2O y bueno si es medicina sí puede, o todos aquellos cogidos in fraganti casi siempre por un "tío" ignorante y campesino, que al anotar los nombres de los infractores leía delante del campamento o escuela que los compañeros Julio Verne, o Roberto Carlos, o Madona, o Eltonyón fueron sorprendidos en plan escape... y la lista sigue.

Es como el mítico "Esto es de pinga, queridos amiguitos" que todo el mundo le atribuye al difunto y nunca bien recordado Armando Calderón, poniéndole voces a La Comedia Silente los domingos.

Puede que sea mentira, piensa uno, pero es más divertido pensar que es verdad.

O aquella historia de un improvisado dirigente en una arenga en la cargadita década del 60, defendiéndose de las acusaciones de comunistas que alguien (un yanqui, seguro) le hacía al país, y que termina: "¡Comunistas son ellos, que matan niños en Viet Nam!".

¿Quieren saber cuántas versiones recuerdo yo en los últimos 6 años de la historia de los turistas cubanos (de Miami, que son los que pueden viajar, parece) que se encuentran con otro cubano, esta vez cuidador de camellos en Egipto, convenientemente al pie de las pirámides?

¿Quieren saber? 5 versiones.

Y muchas viniendo de gente muy seria que jura que la fuente que lo contó es fidedigna y libre de intermediarios.

Estando en yo Turquía me llama por teléfono la Dimitrovska desde Macedonia, y para darme una sorpresa me pasa a su jefe en la fábrica. Un ingeniero cubano que estaba "luchando" allá en la tierra de Alexandros. Un asere guapachoso que me convencía para que fuera a visitarlos, congrí y puerco mediantes.

Pintoresco geográficamente, pero no da para animar fiestas. Probablemente porque es una historia real.

Y así las hay.

Un familiar de Freddy (su abuelo, creo) fue de adolescente a su primer velorio, y él veía a la gente murmullar atribulada frente a los familiares del difunto el consabido "Lo acompaño en su sentimiento", todo angustiado porque le iba a tocar su turno y no entendía qué era lo que farfullaban.

Estaba suspenso en Protocolo Funerario, el pobre.

Según le contaron a Freddy, su abuelo llegó frente al primer doliente, manos tomadas y reverencia de koreano after enchilada, y dijo en su mejor quejido a lo Roger Waters:

-La-campana-del-Ayuntamiento.

Oh, boy.

No se sabe si es verdad o leyenda urbana, pero la historia vale un potosí.

Se los digo por si quieren ganarse puntos en una fiesta haciendo estas crónicas o versiones de ellas, sepan que la gente se ríe, pero por dentro piensan que por qué coños no se le ocurrió contarla a ellos primero.

Betán tiene una historia que nunca podremos saber si es verdad, pero es tan espectacularmente buena, que la voy a dejar para un posteo futuro. Lo juro.

Al igual que la del yeniquita, y los cambios de nombres a las canciones, y cosas de Ardión.

De momento, otro dibujo del sobre el Yísu.



El Yísu me cae bien. Un poco intolerante que se ponía a veces y perdía la paciencia con sus seguidores, pero buena onda su mensaje de amor y eso.
Los que me la pelan son los fundamentalistas, cristianos y de todos lados.
Faltos de sexo casi siempre.

domingo, 1 de julio de 2007

Memory almost full

He oído al Macca en su último disco, y repito un mantra algo pedante: Mientras más viejo me pongo, más me hago fan de Paul McCartney.

Le perdono sus jalonazos hacia el Tin Pan Alley, que muy perdonón que soy.
El mejor ejercicio para darme la razón es ver el DVD del concierto en San Petersburgo y tratar de no llorar con los bolos del público. Hay mucho de ellos en nosotros , desgraciadamente.

Mil perdones por la falta de posteos en las últimas semanas. Las causas van desde la haraganería más perretosa hasta cosas de médico, pero nada que nos quite el sueño.





Agradezco tantísimo a los que han visto mi blog y me han dejado sus impresiones, preguntas y opiniones.
Ya me sentaré a aprender cómo se hace un link como es debido y cómo se le responde a los usuarios. Da pena, pero estoy en fase bastante ignoranticoide, por lo que se aceptan tutoriales.
Anyway, a Waxaxo, a Enrisco, a los anónimos y amigos que dejé en el cayo: Thanx!



Ell Chu, mi reencarnación en forma de sobrino abejorro, y que tiemble Sting.
Yo, que soy un mal tío (entre otras cosas), debí felicitarlo a tiempo por la graduación. Pero más vale tarde que nunca.

Un escritor humorista de los que me han cuadrado siempre ha puesto en su blog una frase que debería estar en el carnet de identidad de media Cuba: "... hacer lo que el gobierno te pida mientras planeas la salida del país."

Ni que se lo hubiera dictado Joaquín Sabina.
Genial, y asqueroso por lo que nos toca.
Espero que esto no lo lea uno de esos segurosos que me "atendían".

Y para cerrar, el que pueda, que se eche "The End of the End", el penúltimo track del CD del Macca.