domingo, 29 de abril de 2012

Ortega y Alánimo, alánimo... la fuente se rompió.

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Jaime Ortega ha buscado/aceptado/propiciado - hasta ahora no se sabe- el sufrido papel de intermediario católico entre el Vaticano y la familia Castronzo. 

La misión encara riesgos, pero Roma no puede esperar más. Hace 14 años un frágil Karol Jósef Wotyla  visitó esa asignatura pendiente (una de tantas) para el catolicismo que era (es)Cuba.

Una visita papal, por regla general, implica una coreografía impresionante de contactos, acuerdos, tanteos y conciliaciones que pasan por lo mediático, la logística, salidas de escape, estadísticas, apareamiento gobierno-rebaño y el cuidado de la fe.

Política con crucifijo, para resumir.

Y esta de Ratzinger no fue menos. En un escenario ligeramente diferente al que vio el otro Papa, las espectativas desde todas las orillas fueron altas, y creo que todos le pedían peras al olmo.

En 14 años a la Iglesia Católica no le han dado casi nada de nada. No hay presencia en las escuelas, en actos públicos, en los medios masivos, las organizaciones de caridad siguen con las mismas trabas para hacer lo suyo y el monopolio mediático e ideológico sigue siendo ya saben de quién.

Así que Roma (y Cuba) asumieron que era hora de ver cómo andaba el tinglado, ahora que el viejito sangrón le está dando vueltas al tragante y Cantronzo 2.0 hace lo que puede.

Que no hay que dejarse poner un pie por esos protestantes gringos afilándose los dientes.

Ortega ha tenido que mantener una calma y una discreción que si bien le hace un favor al Vaticano, se lo hace de carambola al gobierno de Cuba. Su tono monjil para referirse a lo poco ilustrados que eran unos disidentes que querían armar su revuelo antes de la visita de Ratzinger no fue solo una salida elegante en Harvard -donde eludió hablar del santiaguero Carrión- fue la prueba de que las reglas del juego han cambiado para el gobierno, pero también para la Iglesia, que se sabe, no anda con chiquitas.

Ni chiquitos tampoco, no se hagan los graciosos trayendo el tema de unos obispos calentorros y pedófilos.

Por tanto, el anecdotario tiene sus consecuencias gráficas, que paso a compartir.

 Es lógico que cada declaración, argumento y respuesta emitida por Ortega en estos meses sea escudriñada a fondo. Por los medios, por la gente, por los expertos y los actores políticos de todas las tesituras y orillas. Traduzco esto último: De todos nosotros los que nunca vamos a coincidir..

Primero, esta  de Omar Santana, para El Nuevo Herald.

Luego, esta de un servidor para el mismo medio.

Para la sección El ojo de la risa en Martí Noticias hice varias too, cliqueando aquí.

Una de ellas.





Y esta de abajo fue para Cubaencuentro.




Para ver la galería completa, cliquear aquí.






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