lunes, 14 de mayo de 2007

Cuando estás en la barca...


(Mi última subida a www.cartonclub.com.mx tratando de entender el caos.)

Hace años publicaron en Cuba una recopilación de cuentos búlgaros de ciencia ficción. Como lo oyen. Y había uno bastante heavyweight en torno a una máxima muy relativista que rezaba: "Hombrecito, cuando estás en la orilla se mueve la barca. Cuando estás en la barca, se mueven las orillas."

El cuento se llamaba "Cuando estás en la barca", como era de esperar.

Estando en aquella orilla, usando a Frank Delgado y su canción, empecé a dibujar la historieta de arriba, abusando de mi puesto de editor para obtener prebendas innombrables.

Náufrago por vocación, empezó a publicarse en el dedeté los domingos. A mucha gente no le gustó, supongo. Otros la tomaron como venía, y alguno que otro le vió mensajes y analogías de todo tipo a la historieta. Que si la piedra era Cuba, que si el náufrago era yo....

La verdad es que el personaje tomó forma en Turquía, y merecía otra frecuencia para poder darle espacio a las subhistorias que traía de ñapa. En fin, el mar, y valga la redundancia. Salud y suerte, langostinos. Espero dibujar otras mais. Yo fui de una orilla a otra y juro que no noto movimiento alguno, pero hay una joyita folclórica del pensamiento más ocambo de Miami que me recuerda lo relativo del orillaje.

Resulta que hay un número nada despreciable de personas de todas edades que acusan desconsoladas e indignadas a El Nuevo Herald de "comunista", o de que "está lleno de comunistas". Ese es el mismo Nuevo Herald que en Cuba llaman "el libelo de la maffia anticubana".

A mí toda esa guerrita de nombres me parece muy estúpida, por desubicada y estéril. Y la tomaría como una fiñería más si no fuera porque hay gente presa, o a riesgo de caer presa o de ser marginada por e llevarle la contraria al cacique lugareño o a los tracatanes de turno.

Pero le ronca el tubo imbecilidad por ambas partes.

Dan ganas de quedarse en la barca. Aunque en esta orilla hay más espacio y más de otras cosas que en la otra. Qué pena.


1 comentario:

Anónimo dijo...

De esto tambien me acuerdo. Y si sirve de algo despues de tantos anhos, a mi me gustaba el naufrago apolitico.
Es una pena que el sentido del humor de los orilleros sea tan cavernicola. Que pena, si. Lo que se perdieron y lo que se siguen perdiendo...