En el post anterior, (debajo de este, pardillos) puse un artículo escrito para EFE por José Luis Paniagua.El texto tiene un par de imprecisiones sin importancia, pero pone en boca de caricaturistas cubanos algunas opiniones algo lapidarias.Me tomé el trabajo de escribir las mías a riesgo de meter la pata o sonar parcializado. Tambié le reenvié el escrito a varios amigos y colegas por si querían opinar también.Veamos.
Voy a empezar diciendo que escribir no es lo mío. Dibujar, y a duras penas.
Opinar, ya son otros veinte pesos. Y quiero meter la cuchareta en el posteo anterior, porque quiero pensar que Paniagua tuvo poco tiempo y espacio para elaborarlo, y dejó cosas colgadas de la brocha.
Para reportar hay que averiguar.
El artículo casi abre con una cita de un texto aparecido en Trabajadores, que lamenta …la falta de difusión de la “caricatura de índole crítica enfilada a combatir de modo constructivo nuestras deficiencias internas”.
Ja.
Esta es la muela más recurrente cuando un periodista o un funcionario (no siempre se puede delimitar estas áreas) quiere pasar por crítico y profundo. Me recuerda aquellas densas reuniones en Palante donde nos pedían que no nos limitáramos en tratar cualquier tema, a sabiendas de que aquello era demagogia en tiempo de bolero, que en la concreta te metías en un rollo si te hacías el gracioso. Da una idea del doble rasero.
Es una jevita que te pinta monos y te suena una galleta si le pides el teléfono. Ah, los dibujantes de plantilla.
Paniagua nos dice que Palante depende del Comité Central (Santa Sede en lo adelante) tanto como Granma. Eso es cierto en lo editorial y administrativo, pero deja espacio para pensar que otras publicaciones no son igual de dependendientes.
Todas, dear Paniagua, dependen de la Santa Sede situada en la Plaza de la Revostrucción. Toditas todas en lo editorial, por lo menos. Y esa es la dependencia que importa a la corta.
ETIQUETAS FACILITAS
Hay un detalle que se ignora bastante a la hora de analizar el humor gráfico del cayo a partir de los años 70, aparte de la consabida incapacidad de las publicaciones de la Santa Sede para generar espacios de humorismo gráfico, y esto merece una sana aclaración para seguir en este análisis.
Cada vez que se habla de caricaturas, ( y el artículo de Paniagua no es menos en esta colada) se asume de facto que se trata de la caricatura editorial en la prensa plana. Y cada vez que se habla de caricatura editorial, se da por sentado que se habla de caricatura política.
Error. Y a este dislate nos sumamos muchas veces los artistas, por cansancio, comodidad o desinterés en poner las cosas en su sitio. La caricatura editorial es todo aquel dibujo sobre un tema de actualidad, que puede ir desde una noticia política a un escándalo de la farándula, y que se recoge en la prensa de cualquier formato y soporte. No siempre en la prensa plana.
De manera que demasiadas veces nos lamentamos de la poca salud del humor gráfico del cayo, cuando en realidad estamos señalando el horroroso estado de la caricatura editorial.
¿De qué otra manera se explica que mientras la mojigatería y el facilismo (Oh, god… si habré hecho bodrios complacientes…) campeaban como Peter por su house en los dibujos de prensa, los dibujantes cubanos ganaban premios en conocidos concursos internacionales?

Participar en concursos de humor gráfico ha sido la solución cuando no ha habido ni espacio ni voluntad institucional para divulgar una verdadera caricatura editorial, con crítica o sin ella.
Este fenómeno es típico no solo de Cuba, sino de todos aquellos países con escasas opciones de opinión ajenas al gobierno.
Paniagua no menciona (se le hubiera enmarañado el escrito) otra etiqueta en el humor gráfico cubano, y es la del humor costumbrista. En esta categoría caen desde el chiste de la croqueta de diez kilos hasta un tardío humor editorial, pues se toca un tema nacional, preferiblemente de actualidad y que a veces lleva una crítica por mensaje.
Y todos sabemos del techo de vidrio para ejercer la burla, cuándo jugar con la cadena sin despertar al mono.
El humor costumbrista siempre fue light, descafeinado por invisible decreto.
ESPECIAL
Ahora, cuando Paniagua escribe (citando a Ares) que “…se perdió una continuidad de gente que sabía hacer buen humor y se quedaron una mayoría de gente que utilizan códigos reiterativos, maneras de hacer que son fáciles y que no se meten en problemas con nadie” no solo se cuestiona la calidad de los artistas que quedaron, (lo cual es válido hacer notar, sin dudas) sino que se ignora el mecanismo simplón que hace que -por ejemplo- los pocos dibujantes emplantillados en Juventud Rebelde traduzcan qué quiere un editor, y eviten ser censurados diciendo justo lo que la Santa Sede quiere oír.
Y please, hacer una caricatura con mensaje polisémico, hermético, atemporal, elaborado y abarcador es difícil, loable y necesario. Pero dudo que tenga cabida en algún espacio editorial, y si eventualmente lo tuviera, el editor la planchaba. O la dejaba pasar a sabiendas de que ningún funcionario lo iba a llamar a pedir otra explicación que no fuera que no había entendido el chiste. Así de pedestre es la gran prensa everywhere.
Esto de complacer siempre a los intermediarios de la Santa Sede es una cuestionable práctica, sin dudas, pero es el día a día desde hace rato.
Yo digo que problema de muchos, consuelo de bobos. No estoy diciendo que esté bien ni mucho menos.
Algo tan sobado como la guerra de Iraq debería generar, en un buen cariaturista, buenos trabajos. Cuando uno va por la caricatura # 50 sobre el tema, casi siempre hecha a la carrera o para ilustrar un texto ajeno que vaya con la Santa Sede... that's another ball game.
Claro, hay dibujantes que te hacen un bodrio lo mismo en el intento #1 que en el #14 que en el #50.
Pero, hey... cut some slack here. Usar el colectivo dedetero de los 80 como rasero para el resto de los caricaturistas es algo atractivo, pero injusto, cuando no inútil.
Nadie puede clonar el talento del Dedeté de los 80, pero ignorar las condiciones en las que se trabaja como dibujante de plantilla -por ejemplo again- en JR no es correcto tampoco.
¿Que hay maneras más imaginativas de generar dibujos para la Santa Sede? No hay dudas.
¿Que no todos los dibujantes tienen el tiempo, el talento o la voluntad de hacerlo? Es tristemente cierto. Pero hay que estar en una plantilla durante largo tiempo para saber hasta dónde la enajenación nos va enfangando las ganas de hacer algo decente. Llega un punto en que no nos importa nada.
Eso es fatal.
Pero es culpa de nosotros los caricaturistas. A lo major teníamos que habernos ido del periódico y haber sido consecuentes y sobrevivir como freelancers.
A lo major alguno quería o quiere volar debajo del radar.
ACLARACIONES ACLARATORIAS
Tengo que recordarle a Paniagua (y aquí es mi parte pedante) que Padroncito tuvo su serie Vampiros en el Dedeté, antes de que fueran de La Habana en el cine. Y la otra serie, aparte de Los Comejenes, era la de Los Piojos, no Los Piojitos, como pone el reportero. Eso suena sapingo y pico.
También hubiera sido sano haber aclarado que Kike Quiñones es un conocido actor, más famoso por su humor escénico que por sus dibujos, independientemente de que tenga opiniones sobre el tema gráfico.
A Lázaro Miranda(Laz) no debe haberle caído nada bien que Paniagua lo presentara como Lázaro Medina. A lo mejor el autor enmendó el error, pero me guío por el texto que recibí y que asumo sea el que salió publicado.
En fin, que ponerme diletante cuando fui parte de muchos de los problemas que se señalan en el texto, no es una posición muy valiente o muy cómoda.
Pero repito, conozco el paño. Hubiera preferido no ser juez y parte.
Al César lo que es del César. No puedo decir que los caricaturistas entrevistados por Paniagua hayan dicho solamente lo que aparece en el texto y que dejaran de mencionar otras causas o elementos, pero sí sé que el artículo las pasa por alto por las razones que sean.
Y ahí es que meto la cuchareta, esté bien o no.
Hasta ahora he recibido feedback de Laz, uno de los involucrados.
Pongo aquí fragmentos de sus reflexiones en un mail hecho a la carrera.
Laz lamenta que caigan en el mismo saco todos los dibujantes por igual, pero es de entender que para un caricaturista entrevistado es incómodo hacer un recuento de quién sirve y quién no sirve en el género, colegas con los que se va a tomar una cerveza después en San antonio de los Baños o en la... ¡aáargh!... UPEC.
gustavo,cada vez que oigo o leo criterios de la caricatura o los caricaturistas actuales, me siento mal. todos nos acusan a todos de malos y panfleteros.todos nos comparan con los caricaturistas del ddt de los ochenta, para decir que antes ellos lo hacian todo bien y nosotros ahora lo hacemos todo mal.
Y sigue:
yo estoy de acuerdo en que los que estamos ahora no llegamos a ser tan buenos como lo eran los de los ochenta, pero la realidad era otra.ahora los hay que no se conforman con lo que estan haciendo y estan tratando de hacerlo bien o al menos con decencia.
si no lo logran es porque tal vez no tienen el talento suficiente, pero nadie reconoce ese esfuerzo.ahora nadie ve nada bueno en lo que se hace.
parece que no lo hay.de verdad que estoy un poco empingao ya del oír y leer la misma historia. uno esta haciendo su trabajo lo mejor que puede y no lo reconocen.ahi tienes a la otra compañera diciendo que el ddt está muerto y ni sabía el nombre del tercer caricaturista que, según ella, estaba entre los únicos que sirven.
Ojo, otros lectores han tenido la amabilidad de opinar en los comentarios del posteo anterior.No los repito aquí para no abarrotar el espacio, pero sus opiniones son válidas y pueden leerlas en el espacio de comentarios mencionado.