viernes, 23 de noviembre de 2007

On the road again

Abel Ibarra es el autor de estas consideraciones acerca de Miguel Hernández. Abel tiene una puntería del carajo, y cada semana se emplaza desde su columna en la Gaceta, allá en Tampa.

San Miguel Hernández

Por Abel Ibarra

Dos santos se quedaron fuera de la beatificación que hizo el Vaticano de los mártires de la Guerra Civil Española: Federico García Lorca y Miguel Hernández. En el caso de Lorca, apellido segundo con el que la gente lo saca del barranco de los sacrificados, el asunto no resulta tan grave. Sobre todo, porque cada vez que se encienden los cenitales sobre el entarimado donde habitan los personajes creados por él, hay una celebración plural que lo regresa al espacio sagrado de las obras donde Federico vive dándole vueltas al mundo nuestro de cada día. Amén.

A pesar de que no se sabe por dónde andan sus huesos, cada vez que un andaluz se llene de alegría, siempre que respire una guitarra y mientras haya quien pise las calles de Nueva York, se repetirá el milagro de las metáforas que lo pusieron a vivir para siempre.

Pero Miguel Hernández, ángel provinciano, es el príncipe de los preteridos que siempre llegó tarde a la fiesta de la vida. Desde que nace pobre de solemnidad en Orihuela (nombre que huele a naranjas, aceitunas, granadas y turrones) hasta que muere con sus pulmones llenos de vacío y tuberculosis en el laberinto carcelario, todo fue un camino de suplicios, un calvario de postergaciones que lo colocan en la vía dolorosa de los mártires que merecen la beatificación.

Algunos alegatos

Uno de sus dramas es que al poeta siempre le impusieron el destino, incluida la guerra. Y sólo se le impone el destino a los inocentes, condición que ya, de por sí, le merece la vida eterna. Su primer libro, que quiso llamar Poliedros, fue cambiado por razones de mercadeo (según se dice hoy en día) a Perito en lunas, título mágico y premonitorio extraído de un verso de los poemas que conforman el libro. Desde allí quedó condenado a ser una metáfora de sí mismo: un satélite de su propio sueño: ¿Qué quería Miguel? Bueno, según su historia, seguir pastoreando cabras y escribir la poesía más universal. Difícil asunto. Pero lo cumplió con estoicismo extremo en todos los trámites de su vida de relegado.

Cuando fueron publicados sus primeros textos en “El Pueblo” de Orihuela y en “El Día” de Alicante, el mundo se le comenzó a poner chiquito. Decidió entonces un viaje a la metrópoli provinciana del Madrid de 1931 para abrirse los caminos. Atrás quedaron las tertulias con sabor a harina junto al horno de los Fenoll, donde se hizo amigo de Ramón Sijé. Pero la aventura citadina se le convirtió en suplicio.

Los poemas primigenios bajo el brazo, algunas recomendaciones que pujaban por ayudarlo en su búsqueda del éxito literario y vital, la precaria asistencia económica de unos pocos amigos de Orihuela, la reseña de las revistas “La Gaceta Literaria” y “Estampa” (noticiando su presencia y clamando por ayuda oficial para conseguirle un trabajo al poeta-pastor) sólo fueron buenas intenciones que le empedraron el camino del retorno a Orihuela. Regresó a su pueblo con más huecos en los zapatos de los que tenía cuando salió a perseguirse a sí mismo. Y eso duele.

Acusado

Lo peor que le pasó a Miguel Hernández, literariamente hablando, fue haberse atrevido a escribir en homenaje a Góngora Perito en Lunas, porque quiso meterse (tratando de ganarse el derecho a existir poéticamente) en una Generación, la del 27, que no le correspondía. Eso de querer igualarse a gente que no es de la misma época ni edad, resulta una tentación al diablo de lo desconocido y por tanto una herejía. Pero Góngora, más allá de todo, le sopló desde ultratumba su sino poético cuando, preterido también, tuvo que retirarse a Córdoba a escribir sus Soledades y le dijo: “El que de cabras fue dos veces ciento”. Asunto que para Miguel era una condición natural.

De todos modos, resultó tachado de hermético, enigmático y gongorino, triple pecado del cual intentó librarse, por fortuna, sin lograrlo nunca del todo.

Miguel (perdónenme la confianza, pero esto es un asunto personal) resume la gran paradoja de su vida: todo lo condena y todo lo redime. Cuando pretende venderle un ejemplar del Gallo crisis, revista que había fundado con Ramón Sijé en Orihuela, a Pablo Neruda, el gran pontífice poético del momento, éste le responde: “Querido Miguel, siento decirte que (…) Le hallo demasiado olor a iglesia, ahogado en incienso”. Sentencia lapidaria que le cercena el ansia editorial y la posibilidad de entrar temprano en el cielo de los consagrados.

La redención

Pero es el mismo Neruda quien nos da argumentos para su absolución. En un pasaje de “Confieso que he vivido”, libro de sus memorias, dice que: “Miguel era tan campesino que llevaba un aura de tierra en torno a él. Tenía una cara de terrón o de papa que se saca de entre las raíces y que conserva frescura subterránea”. Por eso mismo se ocupó en buscarle trabajo entre el laberinto seco y administrativo que conoció gracias a su cargo diplomático en Madrid.

El benefactor era un vizconde (cuyo nombre no conocemos por olvido de Neruda) que leía y admiraba los versos de Miguel, tanto, que preguntó acerca del cargo que deseaba el poeta de Orihuela. Cuenta Neruda en el mismo libro, que le dio, alborozado, la buena nueva a Miguel Hernández: “al fin tienes un destino. El vizconde te coloca. Serás un alto empleado. Dime qué trabajo deseas ejecutar para que decreten tu nombramiento”.

Después de muchas cavilaciones, enjuto, con sus ojos brillantes de sus mismos sueños, Miguel Hernández le respondió preguntando: “¿No podría el vizconde encomendarme un rebaño de cabras por aquí cerca de Madrid?”.

El epitafio

Cuando en una elegía es rememorado un hecho trágico de manera estruendosa y laudatoria, es porque en el fondo se tiene la esperanza de negar la muerte igualadora.

Es lo que hace Jorge Manrique al preguntarse, “¿Qué se hizo el rey don Juan? / Los infantes de Aragón / ¿qué se hicieron?”; como esperando la posibilidad de una respuesta que los regrese de su mundo de sombras. Lo mismo que ocurre en el “Llanto por Ignacio Sánchez Mejía”, cuando Lorca pone a vivir otra vez al torero, aunque sea por un instante, “Como un río de leones / su maravillosa fuerza, / y como un torso de mármol / su dibujada prudencia”.

Pero con Miguel Hernández la esencia reivindicatoria de la elegía es llevada hasta sus últimas consecuencias cuando se convierte en premonición de la muerte propia. La dedicatoria misma de la escrita a Ramón Sijé “con quien tanto quería”, resulta un proyecto funerario a futuro, quizá como el pago de la deuda que quedó cuando Miguel abandonó Gallo Crisis


Todo ángel es terrible. Y sin embargo, ay, los invoco
a ustedes, casi mortíferos pájaros del alma, sé quiénes
son ustedes.



War is the unfolding of miscalculations.

-Barbara Tuchman (1912-1989)


miércoles, 21 de noviembre de 2007

Posteando en la distancia

Pero posteando.

Me ha llegado por correo esta convocatoria para otra bienal del dedeté. Me ha llegado vía Jape, así, a secas, como empanada de gasolinera.

El Jape, es bueno decirlo, ha sacado junto con Ares el diccionario de la caricatura cubana. Los detalles no los tengo, pero sé que lo han editado con la ayuda de la Universidad de Alcalá de Henares, durante años muy solidaria con los humoristas del cayo.

Aquí va, pues, con advertencias sobre biocombustibles y todo.


Bienal Internacional del dedeté 2008

Teniendo en cuenta que en la actualidad es apremiante ganar conciencia sobre los fenómenos que afectan al planeta desde el punto de vista ecológico y por ende político, que potencias y gobiernos como el de Estados Unidos de América promueven el uso de los biocombustibles sin considerar sus consecuencias sociales, que cada vez son más evidentes los desastres naturales producto del calentamiento global, que el “cambio climático” dejo de ser una frase para sufrirlo a diario se convoca a la Bienal Internacional del dedeté.

Título: ¡Dale un chance al planeta!

Bases de la Bienal:

La convocatoria esta abierta a todos los caricaturistas, dibujantes y artistas gráficos del mundo que realicen sus obras dentro del concepto de humor gráfico. Estas pueden ser realizadas en cualquier técnica pero se deben enviar solo por correo electrónico a la dirección: dedetecontest@jrebelde.cip.cu.

Las obras deberán ser inéditas y deberán cumplir con la siguiente reglamentación técnica: formato A4 (21 cm x 29,7 cm), resolución: 300 dpi, imagen tipo jpg, blanco y negro o color, máximo de envío tres obras por autor. En cada correo se adjuntará una sola imagen que no debe exceder de un mega de peso. El envío de las obras a la bienal incluye la aceptación de estas bases. Los concursantes ceden su derecho de autor al dedeté quien se compromete con usar las obras solo con fines educativos y de promoción de una cultura ambientalista, no con fines lucrativos. Las obras que no cumplan con estos parámetros no se aceptarán en nuestra bienal.

Premios:

Gran Premio Bienal Internacional del dedeté 2008. (metálico)

Medalla de Oro.

Medalla de Plata.

Medalla de Bronce.

Vencimiento del envío de trabajos: Lunes 14 de enero de 2008. 15:00 horas

Jurado: Jurado de admisión: Colectivo del dedeté.

Jurado internacional:

Presidente:

Arístides Hernández Guerrero. Ares. Cuba.

Andrés Vázquez de Sola. España

Sait Munzur. Turkía. Premio XV Bienal Internacional del humor de San Antonio de los Baños.

Jonh Lent. Estados Unidos de América.

Guillermo Bastías. Chile.

Colectivo del dedeté.

Inauguración del Salón Bienal Internacional del dedeté 2008:

Las obras que resulten premiadas se darán a conocer el jueves 14 de febrero de 2008, a las 2: 00 pm en la galería del combinado poligráfico Granma coincidiendo con el aniversario 39 de la publicación humorística, suplemento de Juventud Rebelde.

Este resultado se anunciará además en la página web: http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2007-11-02/bienal-internacional-del-dedete-2008/ donde desde ya se pueden apreciar las obras en concurso.

Saludos Cubanos:

Adán Iglesias

Director de la Bienal dedeté 2008.





Fanaticism consists of redoubling your effort when you have forgotten your aim.
-George Santayana (1866 -1952)

lunes, 19 de noviembre de 2007

Crónicas marcianas y fritura de malanga

Estuve chateando hoy con Lauzán, y compartimos una mala noticia.

Por cambiar la conversación, por satisfacer curiosidad añeja y porque es una historia loca y pendiente, le pedí que me mandara el testimonio de una experiencia que tuvo Lauzán cuando estaba él solito en el dedeté.

Me la mandó enseguida y la pongo aquí, con gráfica incluida. No le he cambiado nada. No quise hacerlo porque me parece que lo importante es la honestidad al contar, y no el estilo. Lo que se cuenta, y no cómo se cuenta.

Así me hago la idea de que el Lauz nos está haciendo el cuento en el comedor del Poligráfico. Aunque Eduardo no esté para corregirlo.

Allá va eso.



EL MARCIANO GUAJIRO

A Eduardo Jiménez *

Gracias a que trabajé en Juventud Rebelde (JR) durante cinco años pude conocer Cuba de puta (sic) a rabo. Conocí la Sierra Maestra, Santiago, Bayamo, Camagüey, Pinar y pueblos tan extraños que ni sus nombres recuerdo. Pero hubo un viaje, casi misión, que hasta hoy hago el cuento y algunos no me creen, otros me envidian la experiencia.

Alen Lauzán, autor del montaje.

En 1997 CNN informaba de un avistamiento extraterrestre en Matanzas por parte de un guajiro en un pueblo pegado a la autopista, casi llegando a Las Villas. Me encontraba en la oficina de un metro cuadrado del dedeté cuando Arleen, la directora (de JR) en ese momento, me llama para formar parte de un equipo multidisciplinario que viajaría a conocer al famoso campesino y los pormenores de su avistamiento.

RUBIA PLATEADA

Esa mañana viajamos con chofer y Lada de Arleen los periodistas Luis Hernández Serrano, Eduardo Jiménez, el fotógrafo Alejandro y un servidor. Los periodistas hacen las preguntas, el fotógrafo fotos y yo, con la ayuda del guajiro, debía dibujar a la nave y al señor que aterrizó de ella.

Llegamos al pueblo después de casi tres horas pero no fue difícil encontrar al susodicho guajiro. Pueblo chico ese, oiga. Más chico que Bauta, le digo. En su casa estaban otros periodistas extranjeros, recuerdo a una rubia increíble de no se dónde. La una de la tarde, 32 grados y en el Noticiero Nacional salió la noticia; “¡pero si yo no dije eso!”, reclamaba indignado una y otra vez. Él no quería ni debía hablar más del asunto pero al ver que éramos de JR nos facilitó las cosas. Así que nos fuimos con él al lugar del aterrizaje.

OJOS QUE VEN, CORAZÓN QUE SIENTE

Supuestamente él estaba guataqueando malangas cuando ocurrió el encuentro cercano, la nave se acercó lentamente y antes de que tocara tierra (el guajiro) logró esconderse, espantado con lo que veía. No era un platillo ni nada por el estilo, era un avión puntiagudo especie de U2 regordete. Pero su miedo fue máximo cuando desciende del aparato un extraterrestre con cara de careta antigas (valga la redundancia) y piel de un extraño camuflaje. “Nunca vi algo tan moderno, eso no era de esta tierra”.

Sobre el campo de malangas aún estaba la huella del aparato volador, ambos periodistas no se cansaban de hacerle preguntas, recuerdo la seriedad con que se tomaron el paranormal caso, incluso indagaron con los vecinos del compañero, justo es decirlo, todos confiaban en él.

El fotógrafo hizo lo suyo mientras yo boceteaba la nave y el extraterrestre. Recuerdo que usé una táctica que vi en una película con los retratos hablados. Le dibujaba lo contrario a lo que me describía y él me rectificaba, bien seguro de lo que había visto.

FRITURITA DE MALANGA

Después de varias horas y cansado de nosotros nos despidió con tremenda mala cara, ahí mismito, en el campo de malangas. Sin levantar la cabeza, continuó guataqueando mientras nos alejábamos. Regresamos al pueblo y a esa altura estábamos muertos de hambre. Las calles estaban vacías, yo diría que extremadamente desiertas y las casas cerradas herméticamente.

Como a tres cuadras vimos de nuevo a la rubia plateada, sola, solita. De repente el sol se escondió y detrás de la jevita extranjera venía un tornado de polvo, pasó por encima de ella y luego sobre nosotros. Era frío el viento y húmedo el polvo. La chica caminaba mirando al cielo, como buscando algo entre el polvo. Segundos después salió el sol y todo como si nada.

Con Alejandro encontramos la única cafetería de la aldea. Vendían frituras de malanga y té de caña santa. El tipo que atendía nos vio cara de periodistas e inmediatamente nos preguntó si estábamos por lo de la nave extraterrestre. “Yo no le creo a ese viejo”, ¡¿Cómo?! “Eso es mentira, le digo yo que lo conozco, ese viejo es del partido, MTT y todo eso, pero es un mentiroso” Glup! Nos quedamos fríos “¡Yo creo que era un avión yuma pero no lo dejan decir la verdad!”. “Pero oiga, ¿y las marcas en el campo de malanga? Eso no lo hizo un avión normal”. “Vaya udté a sabel los aviones que tienen los americanos, ¡Bah, mentiroso de mielda!”

Pensamos que era el único incrédulo del pueblo pero no, el problema entre ellos era otro, el guajiro le vendía carísima la malanga.

¿DE QUE COLOR ES EL LADA BLANCO DE ARLEEN?

Rumbo a la Habana, el chofer nos pedía que no dejáramos de hablarle pues sentía un extraño sueño, el mismo que sentíamos nosotros. Le preguntábamos tonteras: ¿Es mejor el Mosckovich o el Lada? ¿Cuánto gasta esta cosa? ¿Para qué sirve este botoncito? ¿De qué color es el Lada blanco de Arleen? En fin, al final nos dormimos todos, no sé si pasaron segundos o minutos pero de repente despertamos en la vía contraria de la autopista y el chofer ni se dio cuenta cuando nos pasamos. ¡Tremendo susto, compay!

Llegamos a JR y todos estaban esperando la crónica del guajiro y el extraterrestre. Los periodistas escribieron, el fotógrafo reveló las fotos y yo terminaba de dibujar la nave y el marciano cuando de repente piden desde el Comité Central el artículo con fotos y dibujos incluidos. No recuerdo exactamente cuál fue el pretexto para que no saliera ni la crónica de Jiménez y Hernández, las fotos de Ale y mis dibujos.

Defendimos a capa y espada el artículo, argumentamos que cómo se podía “despilfarrar” tiempo y recursos en un reportaje para que no saliera publicado. Al final se publicó una crónica aparentemente de ficción, sin fotos e ilustrada con otro dibujo que hice, un guajiro con cara de extraterrestre.

* El periodista Eduardo Jiménez, gran socio y compañero de los noventeros tiempos de JR, murió el viernes 16 de noviembre pasado. No lo vi más desde que me “quedé” en Chile en el año 2000. Tenemos muchos amigos comunes y a él le debo haber conocido al guajiro y su marciano, pues insistió para que fuera con ellos a dibujar. De hecho, haciendo memoria, creo que le regalé aquellos bocetos.

Disfunción eléctil.

La palabrita (eléctil) no existe, pero no existen elecciones tranquilas tampoco. Y así nos vamos a la cama, todos los días.

Dicen que el team de Hillary le tiene trapos sucios al de Obama, que seguro se puso las pilas para sacarle alguna podrida a la Hillary. La señora tiene unas espuelas de Olimpiadas, no lo dude nadie. Todavía anda lo de las preguntas ensayadas, los globitos, el palito del catcher. Sea verdad o mentira, el tufo no se va.

Frente a la barrabasada republicana, descabezada y ansiosa, se nos baja la vanguardia demócrata, sueño de la izquierda más o menos liberal (una mujer y un negro candidatos, ¿quieren más?) con chanchullo de solar.

Chanchullo que empezó un prominente columnista de la derecha, por cierto.

Los conservadores insisten en ignorar la cagazón que han armado los republicanos en estos últimos 8 años, y arriba le dedican tiempo a echarnos miedo con el hombre del saco si ganan los demócratas. Muy chulos, los conservadores.

En fin.
Ya sé que las grandes y a colores tocan los domingos. Pero no me requinten, amiguetes, que darle color me lleva horas. Aquí va, anyway.