
Anoche chateaba con Isbel, y se quejaba (con razón) de los daños colaterales que traen las tribunas libres, en este caso, las ciber-tribunas.
He leído quejas sobre el cómodo anonimato para comentar en blogs, en plan comentarista o de troll.
Deberíamos recordar que no todos los anónimos son negativos con el tema del posteo o con el autor del blog. Esos no caen mal, evidentemente.
El mediocre que disfruta desbarrando sin pruebas o con argumentos tomados de los pelos es el que jode, ya sea troll o no.
Pero siempre hay algo de invalidación en el escondite, hay argumentos que pierden peso incluso aunque no vayan acompañados de la burla, la rebaja, la mentira o la ofensa.
El pobre diablo que no tenga gandinga para poner su nombre detrás de su opinión, entra en la discusión con media pelea perdida, a mi modo de ver.

Y hablando de... este lo tenía perdido.





