viernes, 18 de julio de 2008

Oídos sordos

Hay días pródigos en experiencias chismosas, donde uno es testigo medio involuntario de conversaciones dignas de grabar. Y lo de “medio involuntario” viene porque no importa cuán insultado uno esté con el tema, uno sigue dando oreja para oír hasta dónde llega el absurdo y la desmesura.


Como ver el show de Fernando, digamos.


Conversaciones, decía. Una entre cubanos (sobre la caricatura del New Yorker) y otra entre venezolanos, sobre (agarrénse) ¡la caricatura en Cuba !


Yo pensaba que los cubanos teníamos el título indiscutible de filósofos de café con leche, sabelo-todo con vista al mar y expertos intolerantes en cualquier tema.


Al oír el debate tan espeso sobre el humorismo gráfico en Cuba, decidí admitir que otras nacionalidades pueden aportar individuos igual de comemierdas, desinformados y atorrantes.

No estamos solos, la competencia existe, santo dios.

Volviendo a los cubanazos de la dichosa portada del New Yorker, no sé si vale la pena que lo diga:

Ningún caricaturista debería tener que dar explicaciones sobre su obra, y si los demás se desguazan juzgándola, debería ser problema de ellos.

Tampoco ningún mortal debería dar consejos sobre cómo se tenía que haber dibujado la idea para evitar la polémica, (eso va contigo, Daryl Cagle) porque es una falta de respeto. Mucho más viniendo de un colega.

El que no quiera o no sepa ver la caricatura como lo que es, problema de él o de ella. El que se pone a milimetrar sobre si la decisión editorial de publicarla fue acertada o no, podría emplear mejor su tempo. Toda esa alharaca, a favor y en contra, alimenta la pacatería rampante de este mundo. Es sin dudas una insensatez y una fruslería, IMHO.


Digo yo, habiendo tantos otros problemas un pelín más graves.

A Obama no hay que malcriarlo y meterlo en una burbuja porque es joven, negrito y demócrata. A Obama le sobran espuelas para defenderse él solito.

Eso solo le da argumentos a los republicanos y/o conservadores, y parece que la gran mayoría de ellos son insufribles en esta época.

Tal parece que las campañas electorales las llevan los tres venezolanos que tan alegremente reinventaban el disparate disertando sobre un humor gráfico cubano que debe existir en una dimensión paralela. Con la ayuda de los cubanazos criticones del New Yorker.

A veces, oídos sordos ayudan a la salud.

jueves, 17 de julio de 2008

Nothing like the Sun


Un click para agrandar, y ... ¡zás!.

Diseña, diseñador


Navegantes es un blog joven (espero que esto no me haga sonar muy viejo) repleto de buenos tips y ganas de pinchar.

Lo llevan Mandy, Sol, Francis y Ariel.

Si vendieran pizza los haría presidentes. ¡Métele, Rufino!


lunes, 14 de julio de 2008

Frutos de la enajenación (II)

Más de los frutos, que los empresarios no somos tontos.







Probablemente sea el símbolo más sobado del humorismo gráfico, el chiste de islita. Un día me impuse la tarea de choque de hacer algo periódico, sin pirotecnias de Photoshop, con guión abierto que me permitiera darle continuidad o hacer tiras independientes.

Esto último fue lo único que cumplí.

¿Lo del territorio libre Photoshop? Falacias, mentiras en tiempo de bolero. Cada vez que dibujaba una artesanalmente, las otras dos las tenía que matar con Adobe-que-estás-en-los-cielos. ¿La noche negra? Click de mouse. ¿Una textura? No hay tiempo, man. Click de mouse.

Y así sucesivamente.

Las saqué semanalmente, que no es una frecuencia ideal para una tira ni mucho menos, pero mejor que la mensual de las Lombrices en un Palante fantasma que nadie encontraba por su paupérrima tirada después de la Regla Especial.

El handicap no estaba solo en la frecuencia de aparición y lo usadísimo del tema (esto último es más preocupación de los dibujantes que del público, really), ni en la piedra sin palmera. El náufrago tiene en su contra las perennes gafas oscuras que no dejan ver los ojos, y por tanto me estaba quitando a mí mismo el 50% del abanico de expresiones posibles que usualmente ayudan en la parte histriónica de la historia.

El náufrago a veces habla con el lector, - cosa que no me cae muy bien- y otras veces el lector es ignorado como todo buen testigo que se respete. Esto no es muy consistente que digamos, pero ya no hay nada que hacer.

Lo otro son sus extremidades, unos tubos largos a los que me empeñé en ponerle unas manos y unos pies que parecen descomunales. El resultado es un personaje que visualmente no se impone en lo físico. No camina, (¿por dónde coño iba a caminar?) por lo que su mímica se limita a estar acostado, brincando, o parado la mayoría de las veces.

Casi todos sus interlocutores son más bajos que él y no hay casi humanos. Tampoco está muy convencido de su rescate sea una buena idea, por eso los gags de hacerle desesperadas señas a los barcos desaparecieron enseguida.

Yo quería que fuera un ejercicio intelectual para burlarme sin cortapisas de la profesión, del cliché en sí y sacar de adentro unos cuantos guiones malos. Me juré que lo iba a salvar de languideces existenciales y mensajitos sobre la soledad y el aislamiento, porque eso sí sería otra de esas mariconerías con la que muchos intelectualizan su narcisismo disfrazado de sensibilidad.

La tira apareció en el dedeté, con mixed reviews. A su favor tenía que no había ninguna tira periódica que le hiciera competencia en la prensa, y realmente la gente en Cuba ha estado corta de humor.

Fuera de la época de oro del dedeté en los 80, lo mejor del humorismo gráfico cubano estaba ganando cojonales de premios en concursos internacionales, y los de a pie tenían solo a Palante de consuelo y el dedeté de contrapunto pero con sordina.

Tema a debatir, no lo dudo.

El caso es que la tira se mantuvo con cierta inercia, y en algún momento se soltaron las teorías de algunos lectores. El islote, decían, era Cuba. Otros que Cuba era el náufrago. Otros que era Lennon. A unos cuantos le parecía un pujo.

Feedback, que le dicen.

Recuerdo a Ciro Bianchi preguntando con cierta ansiedad que hasta cuándo pensaba seguir dibujando al náufrago. Capté la idea.

Hubo tiras horribles, me consta.

Las reviví en parte para el proyecto de Understanding Chaos donde el náufrago es el hermano en el ático de Meodore, el político. Y luego uno de los personajes de la versión 2.0 lo tiene como amigo invisible.

Veremos.

Si todo sale bien, me las imprimirán en España como una recopilación.

Hoy pongo tres que le he mandado a Nuria, la diseñadora, para reponer otras infames.

Ojalá les aproveche.










No man is lonely while eating spaguetti.

-Robert Morley(1908-1992)