Las oficinas de Mario Díaz-Balart están en la ciudad de Doral, y hasta allá fue la gente a protestar y/o a contraprotestar.
Díaz-Balart, no habrá que recordar, propuso endurecer las medidas sobre los viajes a Cuba que la administración de Obama aflojó. El tema se las trae porque hay mucha escala de grises metida en los argumentos y los protestantes solo ven los extremos.
El caso es que en el intercambio floral entre los que iban a dejar una carta a Díaz-Balart pidiéndole que no apretara y los que quieren más apretazón, se caldearon los ánimos (¿qué otra cosa iba a ser?) y uno le tiró par de golpes a Joel Riverón.
Riverón ha presentado acusación, tengo entendido.
El golpeador sigue de incógnito, creo.
Para los que buscan la verdad, el camino y la liga, cliquear aquí en galería de El Nuevo Herald con Jardim, Santana y servidor.
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