Las reuniones siempre han sido buenas para dos cosas: para dormir y para bocetear. Estudios muy serios (porque lo dicen ellos mismos) han aventurado la conclusión de que bocetear gasta casi tantas calorías como el alpinismo extremo y el volibol de playa.
Si se bocetea con un Sharpie los números se disparan.
En épocas tan lejanas como el año 2009, el ejército rumano repartía un block a rayas y tres lápices de mina B a los integrantes de su cuerpo élite de seguridad.
Voy a estar de perfil bajo, que tengo que matar lo del libro, o la editora me mata a mí.
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