Tremendo cráneo nos habíamos hecho con poder sacar un dedeté de coproducción brasileña e historieta alternativa.
Alemao Guazzelli era el brother pal joint venture artístico.
El gran Sergio Langer ya había recogido el guante con su proyecto Lápiz japonés y el Laux andaba lleno de bocetos.
Pero un cardenense trabajador del turismo del parque Josone, después de hacerse el que no sabía que el chama se le iba con la madre en una lancha (que alguien recoja las notas de la entrevista que le hiciera Eduardo), se montó en el carro del viejito sangrón y se armó la campaña más ladrillesca del hemisferio, y todo el puto recurso y presupuesto que había fue desviado a lo que desangró en Batalla de Ideas.
Adiós todo.
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