
Déjame poner estas lombrices, cultura underground, aquí al empezar.
Si las pongo al final del posteo nadie se va a enterar que están ahí.



En el caso de los comics, esta transacción es vital, y hay autores que negocian con ella.
Caso típico el de Milo Manara, que recicla esa ragazza sexy una y otra vez. Las historias existen para aplaudir las nalgas y la boca de la heroína, que está tan bien hecha que el público pide más.



Sospecho que algunas no llegan a los playoffs. Las historias, porque las mujeres ganan por forfeit.


Los fans de Manara se quejan de que no hay sexo explícito, y yo me quejo de que el italiano tiró un majá de órdago o lo hizo a la carrera para el downpayment del carro.
De otro modo no me explico esas acuarelas atípicamente chambonas, esos fondos chatos y esa falta de respeto con la parafernalia visual que exige un comic que lleva la frase "ciencia ficción" en su sinopsis.
Nada que ver con otras pinchas suyas.
Y no me voy a meter en la trama, que está flojona. Otras veces uno se podía consolar con los dibujazos, pero aquí como que se nos destiñe el profe.
Y tenía yo que llegar a esto para reconocer que Milo Manara nos ha tenido entretenidos con sus colirios y se nos ha hecho el bobo con la sustancia.
Yo no creo que le aguante un galletazo a Mike Mignola y su Hellboy
Oscuro, sí, overbearing también.
Pero todos esos complots de rasputines fascistas desdoblados en monstruos cósmicos que quieren dominar el mundo se encuentran con un dibujazo negro que te cagas, y Hellboy es un zoquete noir.

Eso se agradece.
Por lo menos es honesto, como Hugo Pratt.
Sorry, maestro.
Pero lo dicho, el hijueputa de Manara se ha doctorado en nalgas.

Y viviendo de lo mismo anda Paolo Eleuteri Serpieri y su Druuna, el culo patrón del comic de ciencia ficción.
En Aphrodisia, Serpieri nos hace desfilar por más de 20 cuadros en las cuatro primeras páginas para hacernos creer que la cosa es seria, y llevarnos a un pastelón involuntario de Druuna con unos personajes algo creepies.







Uno no sabe qué coño está diciendo, pero suena bien.
La obra de Royo es como el Whiter Shade of Pale de Procol Harum aplicado al comic.

¿No es verdad, Fede?
Así es.
2 comentarios:
Un culo es un culo, es un culo...
nunca mejor dicho, don polo.
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