Eso me trajo a la memoria uno de esos papelazos en los que cae uno cuando ilustra textos ajenos, que duelen un poco más cuando el contenido es político.
En una publicación digital en el cayo me pidieron la ilustración de marras sobre, era de esperar, la magra oposición a Chávez. Y allá fui yo todo un cabeza fría a soltar un dibujete calcando el texto de la periodista y su mensaje.
Alguna de esas publicaciones online de la izquierda entusiasta copió la imagen sin tapujos, y cuando la vieron algunas amistades mías que sí sabían de lo que pasaba en el mundo exterior porque no estaban en el cayo - y valga la redundancia- me escribieron cuestionando mi salud mental. De comemierda palante.
Tronco de papelazo.
La culpa sigue siendo mía, por aceptar todo texto que me pusieran delante para ilustrar y cobrar después. Aunque no logro sentirme mal del todo por eso, sobre todo, viendo la galería de miserias humanas du jour.
Pero fue un tronco de papelazo.


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