miércoles, 10 de junio de 2009

A un hispano, in memoriam.


Posteo triste el que me ha salido esta vez, aunque el mail que me mandó el Yeyo sonaba más estoico.

Él estaba orgulloso de su padre y he querido que se sepa publicando dicho mail.

Mis condolencias again.



Ha muerto el más cubano de los gallegos: el Gallego Regueral.


La ultima lección fue la de morir como se vive, y viniendo de él no me extraña la maestría con la que se fue.


Empezó a morir en Gijón, España, el 17 de enero del 1924, y pareciera que después de llenar sus pulmones por primera vez, fue la ultima vez que lloró.


Vivió por naturaleza con bajísimo grado de concentración de sangre en la adrenalina de sus venas, y su espíritu aventurero encontró cabida en la Guerra Civil española, donde a la corta edad de 12 años tomó partido activamente contra el fascismo franquista.


Ostentó con orgullo el penoso título de ser el preso político más joven de la dictadura franquista.


Condenado a muerte, escapa por la frontera francesa a mediados del 43.


Vuelve a involucrarse activamente esta vez en la 2da Guerra Mundial, también en contra del fascismo.


Después de un bombardeo alemán es rescatado de entre los muertos. Cinco años más tarde llega a La Habana casi por casualidad, a bordo de un avión con destino a Panamá que se vio obligado a hacer un aterrizaje forzoso por problemas técnicos.

Ejerció el periodismo mientras el país navegaba sin rumbo por el caudaloso río de las dictaduras, sus reportajes arriesgados en la prensa escrita y radial lo llevan a ser el primer periodista “cubano” que publica en la revista Life el famoso caso de El Onceno Cadáver, y desde la clandestinidad toma partido una vez más, esta vez en contra de Batista.




Sube a la Sierra y regresa a La Habana con el grado de capitán, al que renuncia una vez que triunfa la Revolución.


En el año 1973 atiza las teclas de su Olivetti sin más compromiso que con la justicia, para gritar al mundo otro de los innumerables sucesos del surrealismo cruel de la revolución fidelista.



Esto le costó la libertad y en 1982 retorna a la Madre Patria.


Aventurero, escritor, periodista, científico y comprometido únicamente con sus convicciones, se va conciente, sin dolor y feliz el 4 de junio de 2009, a vivir como él mismo titulara su novela, La Noche Ancha.


Adiós, mi viejo.



Delio Regueral







Con un texto como el que escribió Delio sobre su padre, pudiera parecer que la historieta de abajo es algo derrotista.

No lo es.

Hay casualidades que no lo son.


(Cliqueen sobre la imagen para ampliar)









4 comentarios:

Anónimo dijo...

Descanse en paz. Gente como el y su historia se hacen imprescindibles.
Saludos desde texas

susana varela guillot dijo...

lo mimo poj aca poj mi familia, mij condolencia,
susana

Garrincha dijo...

thanx!
abrazos a ambos dos.

Daphne Rosas dijo...

Garricha, gracias por el homenaje postumo a un gran hombre, del cual he escuchado muchas historias, algunas interesantes, otras graciosas.

Delio,
Vienen a mi mente en este en este momento todas las historias de tu padre, las cuales te he escuchado contar con el pasar de los años. Te oí hablar de tu padre como genio, con sus series númericas y fórmulas médicas. Te escuché contar también la faceta de padre moderno para su época, el que no tuvo limites para contarle a sus hijos pequeños de las cosas de la vida.
También te escuché contar a retazos su faceta de luchador por causas justas, y que aún preso se llevo a su hijo rebelde al campo para encaminarlo y le regaló así una de las vacaciones de verano mas increíbles de su vida.
Todas sus vivencias muentran a un hombre que peseguía sueños e ideales, aventurero y jaranero por naturaleza, ávido de conocer las verdades que esconde la vida, caracteristicas que pienso tú, Delio, su hijo más pequeño ha heredado.
Aún recuerdo cuando lo ví hace unos años en tu estudio, leyendo atentamente el periódico y me dijistes: "este es mi padre". Lamento que no hayas llegado a tiempo para darle el último adios en vida, como lo habías planificado. Mi más sentido pesame, amigo, en estos momentos tan difíciles.