lunes, 16 de julio de 2007

Respira, Dunga, respira.

Un despertar canarinho.






Un gol de hombre, un autogol que hasta a mí me dolió y otro gol, este por el libro.
En fin, un 3-0 a trompicones.
El fútbol feo de Dunga contra el incontestable de Argentina, pero ganó meu Brasil, un equipo sin limousines. Si acaso la de Robinho, que estaba apostando al alza de sus acciones, pero a base de 37 fouls, give or take a few.
Lloraban los negros, y el Fede debió celebrar con el Dario allá en Prato, como es menester.
Moraleja: Cuando a Riquelme lo marcan como se debe, Riquelme no es tan Riquelme.
Oh, boy... cuánto gozo escribiendo esto. Voy otra vez:
Cuando a Riquelme lo marcan...


Pero la vida es como es. Ayer los de Dunga hicieron la hombrada, y hoy amanece el MIA (puerta F) en zafarrancho y despelote por un presunto explosivo improvisado descubierto en la máquina de rayos X.
Una de cal, otra de mierda.


Y por último, antes de dejarlos con lo de Rockstar magazine, mi promesa de que me pondré para los links y pondré no uno, no dos, sino muchos Viet Nams en forma de links a blogs y páginas que me cuadran.
Haragán que es uno.