domingo, 6 de abril de 2008

Alboroto light.

Leo sobre insultos colectivos y escrutinios al congreso de cotizantes en La Habana. Vitriólicos posteos y desmenuzadera de citas de todos colores para no aburrirnos.

La gente es muy libre de emplear el tiempo en lo que quiera, ojo.

Si quieren insultarse con la reunión, fine with me.

Si quieren darle cuero a los personajes invitados y escogidos para el sainete, be my guest.

Si desean coger cuerda con aquellas perdederas de tiempo, aquellas fintas, esas poses, el chapoteo y las cantúas mentales, pues que se ofendan y escriban.

La blogosfera os necesita, criticantes.

Pero no se me hagan los sorprendidos. Y no me le den más importancia al asunto de la que tiene en realidad.

En fin, la gente hace de su ass un drum.

Si son felices creyendo influir en el futuro del cayo, pues nada... ¡Métele, Rufino!

¿Que no es un teatro? ¿Que no lo es? No jodan. Mientras este-tu-niño sigue ensuciando monos Adidas e insinuando apocalípticas consecuencias por la venta de DVDs, el otro viejito se hace el comemierda y va quitando algunas de esas prohibiciones (o pedacitos de ellas) que durante años jodieron a medio cayo.

Sería interesante, digo yo, puestos a seguir en el festival teórico, que alguien se le colara en el hospital cuando le cambien el pato y le pregunte así sin avisar:


Ven acá, coñoetumadre, ¿por qué se te ocurrió prohibirlo todo? ¿Qué hay ahora de nuevo en la economía, en "la conciencia del pueblo" o en la capa de ozono para que se estén permitiendo (sin hacer mucho oleaje, eso sí) algunas cosas que antes eran crímenes? Tú gozas con el miedo que te tienen, ¿verdad?

Mejor ni preguntarle, o se baja con una nueva riflexión.

Las cosas que hemos aguantado.

La gente habla del Cerelac y la pasta de oca, pero la bazofia que nos hemos dejado meter tranquilitos en la historia del cayo son para olimpiadas.

Claro, siempre hay alguno en los exilios que salta y dice que no, que él era un pingú, y que se buscó muchos problemas con la Policía y los segurosos, y que él dijo y criticó lo que había que decir y criticar. No sé cómo se sostuvo el gobierno, con tantos disidentes tan activos, la verdad.

Uno de los mayores daños de este-tu-niño el de Adidas es que logró adocenadas generaciones con vocación abúlica y postgrados de silencio.

¿Se acuerdan de cuando se quedaron los futbolistas hace poco?

"Lo nuestro no es la política" repetían como un mantra, "lo de nosotros es jugar fútbol".

Como si el hecho de que tu país solo te permite viajar
a donde el gobierno de turno quiera y jugar donde el gobierno de turno desee no fuera un argumento político también.

Y los criticaron por no hablar claro, por no decir las palabras mágicas. Con lo bonito que se ve decir que los torturaron en el cayo y que ahora están en la libertá.

Incluso cuando no tengan bien claro en qué consiste esa libertad, porque nunca la han tenido.

Pero, ¿qué dicen estos deportistas? ¿Que quieren jugar fútbol? ¿Qué se creen que es el exilio? ¿Un club de gimnasia?

Pero lo dicho, si quieren animar la blogosfera en arqueadas colectivas por lo que digan un poco de empleados de la cultura en su programado encuentro de cotizantes, pues no se me midan.

No obstante, tengo noticias para algunos: Los problemas del cayo son un tín más graves, están un poco más lejos del Palacio de las Contenciones y afectan a demasiados cubanos.

Casi todos presos, by the way. De una forma u otra, presos.

Así que fuera de satisfacer el dudoso morbo de preguntarle al Ingresado en Jefe por el origen de algunos de sus más enfermizos caprichos, no me gastaría media neurona en entender o juzgar el sainete de allá.

Ni el de acá.

No somos tan buenos nada.

Y hablando de ovarios, mi felicitación por el reconocimiento a Yoani Sánchez y su premio Ortega y Gasset.

No es que le haga falta ningún premio, que su blog Generación Y lo es already.

Ahí sí hay.


Béla Fleck y los Flecktones, señoras y señores, que no todos entendemos la música como este piquete.

Del Live at the Quick (noveno álbum, grabado en vivo en el 2000), un video, con el jovial y talentoso
Kongar-ool Ondar, un tuvano maestro de ese canto gutural del que alardea, y que no aconsejamos intentar en casa.




Entre los músicos que acompañaron a Béla Fleck está un viejo colaborador del tocador de banjo, el bajista Victor Lemonte Wooten.

Fíjense qué curioso despiece de Noregian Wood.

El negro es un peligro con cuerdas, advierto.






Rescatado de las páginas del dedeté, (de los tiempos del Lauzi, nada menos) , el noticiero Dot.





God has always been hard on the poor.

-Jean Paul Marat (1743-1793)

3 comentarios:

  1. ñó, te levantaste ácido, pero bien dicho. a veces comemos mucha cáscara por nuestros lares blogueros, cuando todos sabemos cómo se mueven las cosas en congresos como ese.

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  2. Bueno, me hiciste la manana por lo que me he reido. Saludos!

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  3. miquis,
    parece que me dí un trago con luz brillante y se me revuelve la intolerancia.
    he de medirme, por el bien de mi hígado.
    thanx!

    euf,
    me alegro mucho.
    un abrazo.

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